Rosa Bru participó de un panel sobre desapariciones forzadas en la ex ESMA

Foto de Paola Ayala

Nuestra presidenta Rosa Bru participó del panel “40 años de Desapariciones Forzadas de la Dictadura a la Democracia”, en el Auditorio del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti. En la mesa estuvieron Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas; Carlos Somogliana, del Equipo Argentino de Antropología Forense; y Luciano Hazan, del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias.

La actividad fue organizada por la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación en conmemoración de un nuevo aniversario de la creación del Grupo de Trabajo, mecanismo instituido por la Organización de las Naciones Unidas para ayudar a los familiares de las personas desaparecidas a averiguar el paradero de sus seres queridos.

En la apertura hablaron el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, y la Embajadora de Francia, Claudia Scherer-Effosse. Pietragalla agradeció la presencia de Rosa y de representantes de la Asociación “Madres en Lucha contra la Impunidad”, y afirmó: “Lamentablemente, no podemos decir que en nuestro país no hubo desapariciones forzadas, por eso tenemos que seguir trabajando para fortalecer la democracia. Nunca tenemos que perder la sensibilidad”. Por su parte, la Embajadora destacó la valiosa tarea del Grupo de Trabajo y los lazos de cooperación entre Francia y Argentina para la protección y defensa de los Derechos Humanos.

Tras la proyección del video institucional del Grupo de Trabajo, comenzó el panel 40 años de desapariciones forzadas: de la dictadura a la democracia, que fue moderado por la subsecretaria de Protección y Enlace Internacional en Derechos Humanos, Andrea Pochak.

Rosa recordó a Miguel: contó que estudiaba periodismo y siempre defendía los derechos humanos. “Cuando las Madres de Plaza de Mayo cumplieron 15 años, fue a la marcha a acompañarlas y me acuerdo de que me explicó por qué luchaban, qué buscaban y reclamaban…  Y al poco tiempo nos tocó a nosotrxs”. Después habló de su desaparición: “Yo no recuerdo en qué momento empecé a decir que Miguel estaba desaparecido… Yo decía ‘Miguel no está’. Y entonces chocamos contra una realidad que no era la nuestra: la de reclamar a la justicia, la de escuchar las mentiras de que se había ido, que debía dinero de droga, y yo sólo pensaba dónde estaba Miguel”, expresó.

Recordó también el momento en que su hijo le contó del allanamiento ilegal que sufrió de parte de la Policía en la casa donde vivía con sus amigos, la denuncia que hizo al servicio de calle de la Comisaría Novena de La Plata, y el posterior hostigamiento que sufrió de parte de esos efectivos. “Miguel había ido a cuidar una casa en Punta Blanca en el Río de La Plata, como no aparecía lo fuimos a buscar y encontramos su ropa que plantaron al costado del río muy prolija, doblada y limpia, para hacernos creer que se había metido al agua y se había ahogado, cuando era pleno invierno y además Miguel sabía nadar muy bien”, puntualizó en lo que fue el inicio del constante encubrimiento policial durante los seis años que duró la investigación.

“Fueron los amigxs los primerxs en decir que esto no podía haber pasado y en relacionarlo con la Policía. Con ellxs y desde la Escuelita de Periodismo de la UNLP, empezamos con los reclamos, las marchas, y toda la lucha para que no se cerrara la causa y se investigara”, dijo Rosa. Y contó el doloroso proceso de lucha con el cual se logró destituir al por entonces juez Amilcar Vara -por encubrir a la Policía en el caso de Miguel y otras 26 causas- y llegar al juicio en 1999: a pesar del argumento “si no hay cuerpo, no hay delito”, utilizado por los genocidas durante la última dictadura militar, pudieron comprobarse las torturas y el asesinato y se llegó a un fallo inédito – que sentó jurisprudencia- que condenó a los policías responsables por el secuestro, las torturas, asesinato y desaparición de Miguel el 17 de agosto de 1993. “Seguimos buscando a Miguel desde hace 27 años”, dijo Rosa.

Ni durante el juicio ni después, ninguno de los responsables dio un dato que permitiera encontrar el cuerpo de su hijo. Aún hay una causa abierta y ya se realizaron 38 operativos de búsqueda

Por su parte, Estela de Carlotto se refirió a la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo: “Es una sensación rara, de tristeza por todo lo que hemos pasado. Pero de bienestar por lo que hemos podido resolver y por haber transitado todo esto juntxs”. Hazan destacó que gracias a los primeros indicios de que en agosto de 1976 en Argentina había 15.000 desaparecidos se pudo armar el Grupo de Trabajo. Somogliana afirmó: “No podemos aceptar las desapariciones forzadas en democracia”.

El encuentro contó con la presencia de representantes de organismos de Derechos Humanos, entre los que se encontraban el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel; Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; y Lita Boitano, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Estuvieron además el Embajador de Canadá, David Usher, acompañado por Pablo Rodríguez, líder de la Cámara de los Comunes; Stella Maris Martínez, defensora general de la Nación; y Eduardo Jozami, director de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa; así como también representantes de áreas de Derechos Humanos de diferentes entidades gremiales.